miércoles, 31 de agosto de 2011

Los cuentos que no cuento

Me dejó, como no, un verano.  Me miró fijamente a los ojos, mientras un "somos demasiado diferentes"cambiaba el orden de mi mundo.
Hoy, mientras miro la última foto que le hice en la piscina, me doy cuenta de que llevaba razón: por mucho que le bese, yo no soy una princesa.

Ángeles Sánchez

Fotografía de Xavier Santakiteria

lunes, 29 de agosto de 2011

El príncipe Batracio - Reina

El príncipe Batracio (Clasicos agiornados... o... si no le pongo humor a la cosa reviento)


Comienza esta historia con una mujer
que para ser princesa buscaba a un rey...
Y como rey no encontraba
a cuanto sapo cruzaba,
lo besaba...


Pues le habían enseñado
que si a un sapo besaba
en príncipe se transformaba...


Así que besaba sapos,
ranas, anuros, escuerzos...


Pero a pesar de tantos esfuerzos
ninguno se transformaba...


Basta de besar sapos,
dijo un día la muchacha,
ya estoy asqueada,
aquí no conseguiré nada...
Y dejando al último batracio en el estanque
marchóse buscando aguas más pobladas...

-Qué tranquilidad- dijo la rana- escapé de ser besada...
Y echándose a dormir
tranquilamente croaba














cuando otra mujer vio venir
y antes de que ella comenzara
con besarlo a insistir...
-Sólo soy una rana- le dijo-
no me voy a convertir...!












-Yo no quiero ni pretendo
a ningún sapo convertir
sólo quiero, si me dejas,
en el estanque dormir...

Y mientras ella dormía
el sapo desconfiado
desde lejos la veía...










Fue acercándose de a poco
lentamente hasta su boca
y acaso como al descuido,
sin quererlo, la besó...


La muchacha despertó
convertida en una rana...
Desde entonces croan juntos
toditas las mañanas...


Moraleja:
No todos los sapos son príncipes ni todas las mujeres son iguales... algunas prefieren croar con las ranas...!
Reina

viernes, 26 de agosto de 2011

Renunciando a un beso - Sucede

Temo el sonido envolvente que originan las ondas en el agua cuando algo de densidad mayor traspasa ese opaco muro en el que flotan algunas hojas desperdigadas y, pese a la contradicción, secas. Temo esos árboles que retuercen sus frondosas ramas de un lado a otro de la ciénaga, tratando de ocultársela a un sol impertinente que intenta abrirse un hueco con su mirada de fuego, sumiéndola en una nocturnidad constante. Temo el canto siniestro de esos insectos, desterrados, que tratan de sobrevivir causando estragos. Y sin embargo, adoro el carnívoro ataque de los insectívoros moradores de ese mohoso mundo en el que no caben príncipes pero sí princesas.
Desde su atalaya arbórea otea clandestinamente una rana moteada sus dominios, recordando la dolorosa metamorfosis que experimentó un día, decidiendo por lo tanto que ser verde no le impide ser princesa.

Sucede


miércoles, 24 de agosto de 2011

Decepción - Mar Horno

Después de varios años de vida marital puso un anuncio en el periódico: "Se vende marido. Buen estado de uso. Príncipe con todos los accesorios. Transformable en sapo. Precio a convenir".

Mar Horno

lunes, 22 de agosto de 2011

Ancas de príncipe - Hank

Hoy la charca de palacio amanece abarrotada; batracios de todos los tamaños y colores han acudido a las pruebas convocadas por la reina, harta ya de soportar a sus tres hijas casaderas. Las infantas, por su parte, ayudan a la cocinera a batir huevos y preparar gabardinas para los pretendientes.

Hank

viernes, 19 de agosto de 2011

El humano - Montse Aguilera


Las demás impulsaban sus corpachones verde oscuro a fuerza de mover sus gruesas ancas en dirección a cualquier punto en que las patas de un insecto caído alterasen la superficie del agua. Ella, a pesar de haberse criado en la misma charca podía presumir de unas ancas generosas, torneadas en su afán de ir más allá que el resto.
Era una escaladora consumada y solía obtener sus mejores bocados en algún punto de los tallos o troncos jóvenes por los que trepaba.
Estaba segura de que era la dieta la que le daba ese precioso tono de piel verde claro.
Su excéntrica costumbre de frecuentar las alturas provocó un aumento notable en la longitud de sus saltos.
Tal vez por eso el humano de blancos cabellos empezó a dibujarla, tomando notas de todos sus movimientos entre bocado y bocado de manzana.



Montse Aguilera

miércoles, 17 de agosto de 2011

La rana de San Antón - Puck


Aquel verano sus padres tiraron la casa por la ventana. Un mes en Londres para aprender el idioma, que sin inglés no vas a ninguna parte, decía su madre. Después quince días en un campamento deportivo, que al niño se le da bien el balón y cualquier día nos retira, decía su padre. Y ambos coincidieron en que al menos debía pasar otras dos semanas en Madrid con la tía Angustias que está muy bien relacionada y las niñas van a clase con la hija de una prima segunda de los Borbones.
Entre tantas idas y venidas Mario pasó unos días en el pueblo y cuando volvió a clase, en su primera redacción lo tuvo claro.
"Este verano he ido al río. Yo no sé cazar ranas pero al Largo se le da muy bien y cogimos una de San Antón. Se la quedó él pero le puso mi nombre. El Largo sabe mucho de animales y de muchas cosas. Yo de mayor seré veterinario y cuidaré sus vacas".

martes, 16 de agosto de 2011

La charca de las ranas

Erase una rana que vivía en unos jardines.
Erase una rana que saltaba de jardín en jardín y fue descubriendo a otras ranas.
Erase una rana que creó una charca en el jardín para invitar a sus amigas.


Desde pequeña colecciono ranas así que, tras plantar Los jardines de Puck hace ahora un año, era inevitable que de un momento a otro esos pequeños batracios tomasen el control y buscasen su propio espacio.
Una vez creada la charca de las ranas, ahora hay que llenarla de animales.  Para conseguirlo invito a todas las ranas, sapos y otros batracios que pueblan cuentos, micros y relatos.
Si conocéis a alguna, podéis enviarla a esta dirección: losjardinesdepuck@gmail.com